domingo, 22 de marzo de 2009

El Lenguaje Del Periodista

En una ocasión escuché a un misionero estadounidense decir: “el idioma más completo es el español”. Y es cierto, tenemos la dicha de tener un idioma rico. Por ello, sería casi imperdonable no autocriticarnos y criticar principalmente a nuestros profesionales, de cualquier disciplina, especialmente a aquellos que educan, forman e informan; siendo pues modelos ante una multitud que a diario le sigue, bien sea leyéndoles o escuchándoles.

Desde hace mucho tiempo vengo observando en la televisión como personalidades del ejecutivo y aún periodistas no pronuncian correctamente algunas palabras como por ejemplo: Caracas, algunos las pronuncian sin la s o cuidad en vez de ciudad tal cual como lo dijo en una ocasión, un diputado de la Asamblea Nacional cuando era entrevistado.

Recuerdo a un amigo marabino (oriundo de una región del occidente del país) que de una manera graciosa me hacía mención de un excanciller que hablaba como cantinflas, el cual además, de no pronunciar bien algunas palabras, la verdad es que decía mucho y no decía nada, era desesperante oírle, lo trágico es que estamos hablando de un diplomático cuya formación académica debe ser irreprochable.

En la televisión observamos a muchos comunicadores sociales, haciendo el papel de animadores en diversos programas, pero muchas veces actúan como si estuvieran en una esquina, en el patio de su casa o en un mercado, usando un lenguaje muy coloquial y hasta con doble sentido ¿será que para llegarse al público, especialmente el popular hay que usar este tipo de lenguaje? Creo que se ofende la inteligencia de los televidentes.

Muchas de estas palabras que se usan son: “vamos a perrear o sandunguear”, en lugar de “vamos a bailar reggaeton”; “voy a chambear” por “voy a trabajar”; “le tumbó el dinero” por “le robó el dinero”; “echar los perros” por “piropear” y “bucear” por “mirar con lujuria”.

Ahora bien, ¿dónde surgen estas expresiones? Esto no nace con el actual boom del rap o reggaeton, cuyas letras son extremadamente vulgares. Es bueno recordar que en las décadas del 60 y 70 del pasado siglo, los cantantes puertorriqueños, Ismael Rivera y Héctor Juan Pérez Martínez, mejor conocido como: Héctor Lavoe, ellos en sus canciones fraseaban, el sentir y puro calé que se hablaba en los barrios de Nueva York. Estas son algunas de ellas: jeva (muchacha), pana (amigo), pirar (fugarse).

También el cine mexicano tuvo su influencia. Pues actores como: Cantinflas, Resortes, Tin Tan y Capulina, llegaron a representar personajes característicos de los barrios de ciudad de México. Los jóvenes de la época (décadas 40,50 y 60) usaron toda esa manera de hablar, y las trasmitieron a sus generaciones. Estas son algunas de ellas: bronca o guey (lío, problema), chamba (trabajo).

¿Y qué de la prensa escrita? Así es la Noticia, un matutino que desde mi punto de vista salió para competir con “Ultimas Noticias”, ambos periódicos editados en la ciudad de Caracas. El primero presentaba en primera página expresiones muy lejos de la ética de la comunicación social, usaban un lenguaje obsceno, vulgar, es decir, groserías impresas.

En un aniversario de “Ultimas Noticias”, leyendo la sección de sucesos, me llamó la atención una frase que decía textualmente: “…le dieron lo suyo”, refiriéndose a los disparos que había recibido una señora después de ser sometida en un robo. Da a entender que esta señora se lo merecía.

Para finalizar, quiero dejar por sentado tres aspectos que creo que en la práctica sería de mucho provecho, ya que el hablar y escribir es como caminar.

En primer lugar hasta que punto el comunicador social, pone en práctica lo que aprendió. Hay columnistas que sin ser comunicadores de profesión escriben mejor que los profesionales del medio, estos últimos muchas veces dejan su dirección electrónica con la intención de tener contacto con sus lectores. Escribámosles, aprendamos de los mejores y evitemos sus errores.

En segundo lugar, si se quiere llegar al lector popular ¿por qué usar este lenguaje? ¿por qué no usar un mejor lenguaje? En una sociedad abierta, los comunicadores convierten la lengua en un modelo. La lengua de verdad traspasa el ámbito de lo privado, para oírse en público. Un comunicador social que usa un buen lenguaje para el lector y el oyente, será un modelo a seguir.

Y en tercer lugar, los medios de comunicación deberían tener un segmento para la enseñanza y la educación. Por ejemplo: la prensa escrita podría aportar mucho al lector, si tuviera aunque sea una media página donde se explique: “el buen uso de nuestro lenguaje”, lo mismo con la radio y la televisión: “quince minutos diarios para la difusión del buen hablar”.

Fuente: John Troya

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